miércoles, 16 de octubre de 2013

Callejeando por Cuenca. Itinerario D Primera parte



Hoy nuestro recorrido literario por Cuenca nos lleva a la Espina vertebral del Casco Antiguo de Cuenca, de la mano de la Guía Histórico Legendaria de Benito Castejón








FIESTAS DE SAN MATEO.
Fiestas de San Mateo
En los días 20 y 21 de septiembre, se celebran una procesión y función religiosa desde 1581. Con asistencia del obispo y cabildo de la Catedral, se entrega el pendón de Alfonso VIII al Ayuntamiento; lo recibe el concejal más joven bajo juramento de devolverlo al día siguiente.  Actualmente, en este acto participan las peñas mateas.

Con este motivo, en la plaza Mayor y calles próximas, se corren las "vaquillas enmaromadas", que son guiadas a distancia por maromeros expertos.
En el Rincón de Barreda se montan unos tenderetes donde se venden sabrosas sardinas asadas. Se bebe abundantemente la "zurra" (gaseosa, vino blanco, azúcar y frutas), que fomenta la alegría del ambiente.


CONVENTO DE RELIGIOSAS JUSTINIANAS O DE SAN PEDRO.
Las religiosas fueron fundadas por San Lorenzo Justiniano, primer Patriarca de Venecia; son la rama femenina de los canónigos de San Jorge de Alga, de Venecia, fundados por el mismo santo. A estas religiosas, el vulgo las llama "Petras", por figurar en el escudo de la Orden las armas de la Santa Sede (la tiara y las llaves, atributos de San Pedro).
A estas monjas se las llamaba "canónicas o canonesas" y llevaban un hábito muy solemne y de vistosos colores (hábito blanco con cola y escapulario azul).
En la calle de PILARES (hoy Severo Catalina) las casas estaban estratificadas, puestas las unas encima de las otras, y sostenidas por fuertes pilares de piedra labrada; de aquí, el nombre de la calle.

PLAZA DE SAN NICOLÁS, con la iglesia del mismo nombre.
Plaza de San Nicolás
Es una de las más bellas plazuelas conquenses, con la “mujer del cántaro” en el centro, una fuente escultura, obra de Martínez Bueno. Junto a la iglesia se halla la barroca casa-palacio de los Cerdanés de Landa, cuyos antepasados intervinieron en la conquista de Cuenca con Alfonso VIII.
Las gentes tenían gran devoción a San Nicolás por considerarlo muy "milagrero". Aún existe la costumbre de subir a esta iglesia para solicitar tres gracias al santo en tres lunes consecutivos; de las tres gracias se concede una... si el trayecto de ida y regreso se hace en silencio.
A esta plaza acudió la gente amotinada en la noche del 6 de abril de 1776, para que don Francisco Cerdán y Portillo se hiciera cargo de las llaves del Pósito Real. Este declinó el ofrecimiento, y el "Tío Corujo" se hizo dueño de la situación, dirigiendo a los amotinados en sus desmanes y tropelías.
Cabe destacar en esta plaza dos olivos que sobreviven a las fuertes heladas invernales.
ARCO DE SAN NICOLÁS.
Dice la tradición, que esta casa es en donde vivió el escultor y cantero Jamete, mientras trabajó en la construcción del arco de la catedral, que da paso al claustro, y que lleva su nombre.

CALLE DE SAN PEDRO.
La calle San Pedro forma parte del eje viario más importante del centro
Calle San Pedro
histórico, ayer como hoy verdadera médula espinal del tráfico. El paseo por ella nos proporcionará calidad ambiental y evocadora -casonas, portadas, escudos y rejas-.
Subiendo a la derecha, encontramos las ruinas de la iglesia de San Pantaleón; únicamente se conserva el arco ojival de entrada. Debió construirse en la primera mitad del siglo XIII. Dentro del recinto se alza una escultura del artista conquense José Barrios dedicada a Federico Muelas.
En esta calle vivía la más rancia nobleza de la ciudad, como lo atestiguan los muchos blasones que en ella se conservan:
Banda negra de los Sandovales
Escaques (ajedrez) de los Alvarez de Toledo
Calderas Pacheco y Condulmario
Cruz de fuego de los Alarcón
Gavillas de los Centeno
Cometas, Castillos y Calderas de los Barba 
En esta calle y en alguna otra de la ciudad se ven balcones en línea mixta (recta, curva, recta), que vienen a ser como una reminiscencia del mizrab de las mezquitas árabes.

Diego de Paredes fue un valiente soldado de Isabel la Católica, que se distinguió por su fuerza hercúlea en las guerras de Granada y de Italia.
En cierta ocasión vino a Cuenca para ver a su novia; estando la noche muy avanzada, no quiso que su novia tomase frío mientras hablaban a través de la reja y, para evitarlo, arrancó la reja de un tirón y pasó adentro. A la mañana siguiente, para evitar que malas lenguas pudieran manchar la honra de su novia, arrancó todas las rejas de la calle "Alta'' (o de San Pedro) que estaban al alcance de su mano.

El colegio de los padres Jesuítas estaba donde actualmente se encuentra el aparcamiento (antes el depósito de agua de la ciudad). Se fundó hacia 1572, y allí dio clases el padre Luis Molina, natural de Cuenca y gran teólogo. Su nombre va unido a la controversia sobre el concurso de Dios en los actos humanos.
En la fachada campean los escudos de la época de la fundación. Entre otras obras de arte, su iglesia contó con un monumental retablo mayor, para el que el artista florentino Rómulo Cincinato pintó en 1572-1573 varios notables lienzos que hoy se exponen en la Academia de San Fernando de Madrid.

CASA DE LOS CONDES DE MAYORGA.(Al final de la calle San Pedro, a la izquierda.)
El escudo mantelado nos da a conocer que allí vivió Gonzalo Enríquez,
Casa de los Condes de Mayorga
hijo bastardo del príncipe don Enrique de Trastamara.
Dicha casa sufrió muchos deterioros durante la Guerra Civil, porque fue acuertelamiento de milicias. Restablecida la paz, los condes de Mayorga la vendieron, y años más tarde la compró el escritor César González Ruano con el producto de unos artículos sobre Cuenca que le pagó el Ayuntamiento. Su número de teléfono era el 1177, cifra que le concedió la Compañía telefónica en honor al año de conquista de la ciudad.
Junto a esta casa vemos una lápida con las armas de León y de Castilla, y la portada de una ermita votiva, que Alfonso VIII mandó edificar en memoria del año de la conquista de Cuenca.

La iglesia de San Pedro, de planta octogonal, data de mediados del  siglo XIV. En las luchas de 1448 entre los Hurtado de Mendoza y el obispo don Lope Barrientos, la iglesia es convertida en fortaleza; desde ella hostigan a los del castillo, y se defienden con ventaja de los atacantes.
Iglesia de San Pedro
En esta parroquia había una cofradía, de la que formaban parte los cardadores y peinadores de lana, y en los solemnes actos que celebraba el Tribunal de la Inquisición, estos cofrades desempeñaban el oficio de "Soldados de la Fe".
En uno de los escalones de la entrada puede leerse un R. I. P (Requiescat in pace = Descanse en paz) que señala el lugar donde fue enterrada la visionaria denominada "La beata Isabel Herráiz de Villar del Águila", condenada por el Tribunal de la Inquisición. Esa mujer hizo creer a muchos (incluso sacerdotes y religiosos) que Cristo había consagrado su cuerpo y su sangre, y por eso le tributaban a ella culto de adoración. Por este asunto, la Inquisición procesó y encarceló a muchos. La beata Isabel murió en la cárcel antes de cumplirse en ella la pena a que había sido condenada.

PLAZA DEL TRABUCO.
Desde tiempos de Juan II, los Hurtado de Mendoza, marqueses de
Plaza del Trabuco
Cañete, llevaban el título de Guardas Mayores de la ciudad y su castillo. En 1448, por enemistad con don Alvaro de Luna, condestable de Castilla, don Diego Hurtado de Mendoza refuerza la guarnición y hace frente a las órdenes del rey, que manda entregar el castillo. La guerra se prolonga más de un año sin que logre conquistar la ciudad defendida por el obispo don Lope Barrientos. Auxiliado don Diego por Alfonso V de Aragón y Juan I de Navarra, desencadena un gran ataque contra la calle de San Pedro y contra la iglesia, convertida en fortaleza; desde una barricada, los conquenses rechazaban los ataques con valentía, mientras los del castillo disparaban con una bombarda (cañón pedrero, que hacía más ruido que daño). Los conquenses, amedrentados por tanto estruendo, decían a los del castillo: "Tirad, tirad, que cuando dejéis el trabuco bajaremos nosotros."
Desde entonces, esta plaza es conocida con el nombre de "El Trabuco".


(NOTA: se ha respetado al máximo el texto original; las únicas variaciones responden a su adecuación al hecho actual. Para ello se ha tenido en cuenta diversas obras de Pedro Miguel Ibáñez, como “Por tierras de Cuenca” y “La iglesia de la Virgen de la luz y San Antón y el barroco conquense”) 

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